Martin Lutero, Fundador de la Reforma, habla de María

 
En su sermón del 15 agosto de 1522, la última vez que Martin Lutero predicó en la fiesta de la Asunción dijo:
No cabe duda de que la Virgen María está en el cielo. Cómo ocurrió no lo sabemos. Y, ya que el Espíritu Santo no nos ha dicho nada acerca de esto, no lo podemos hacer artículo de fe...Es suficiente saber que ella vive en Cristo.
La veneración de María está en las profundidades del corazón (Sermón, 1 de septiembre de 1522)
(Ella es) la mujer más encumbrada y la joya más noble de la cristiandad después de Cristo...ella es la nobleza, sabiduría y santidad personificadas. Nunca podremos honrarla lo suficiente. Aún cuando ese honor y alabanza debe serle dado en un modo que no falte a Cristo ni a las Escrituras. (Sermón, Navidad 1531)
Ninguna mujer es como tú. Tú eres más que Eva o Sara, bendita sobre toda nobleza, sabiduría y santidad. (Sermón, Fiesta de la Visitación, 1537).
Cada uno tendría que honrar a María tal como ella misma lo expresó en el Magnificat. Ella alabó a Dios por sus obras. ¿Cómo podremos entonces nosotros alabarla? El verdadero homenaje de María es en honor de Dios, la alabanza de la Gracia de Dios...María nada es por su propio mérito, sino por el mérito de Cristo...María no desea que vayamos a ella sino a través de ella hacia Dios. (Explicación del Magnificat, 1521)
Lutero exalta a la Bienaventurada Virgen dándole la posición de "Madre Espiritual" para los cristianos:
Es consuelo y sobreabundante bondad de Dios que el hombre pueda exultar en semejante tesoro: María es su verdadera Madre... (Sermón, Navidad, 1522)
María es la Madre de Jesús y Madre de todos nosotros aunque Cristo solamente fue quien reposó en su regazo...Si Él es nuestro, debieramos estar en su lugar; ya que donde Él está debemos estar también nosotros y todo lo que Él tiene debe ser nuestro, y su madre es también nuestra madre. (Sermón, Navidad, 1529).
Martin Lutero creía en la Inmaculada Concepción de María, las siguientes son palabras de Lutero:
"Es dulce y piadoso creer que la infusión del alma de María se efectuó sin pecado original, de modo que en la mismísima infusión de su alma ella fue también purificada del pecado original y adornada con los dones de Dios, recibiendo un alma pursa infundida por Dios; de modo que, desde el primer momento que ella comenzó a vivir fue libre de todo pecado". (Sermón: "Sobre el día de la Concepción de la Madre de Dios"1527).
Ella es llena de gracia, proclamada ser enteramente sin pecado (algo excesivamente grande). Para que la gracia de Dios la llenara con todo bien e hiciera que ella libre de todo mal. (Personal {"Pequeño"} Libro de oración, 1522).

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