3 Razones para establecer si Dios comparte o no su Gloria con todos sus hijos

3 razones para establecer si Dios comparte o no su Gloria con todos sus hijos
Por Rodrigo Andrés Calvo Bernal
Los amigos protestantes usan un texto del Antiguo Testamento para atacar a la Iglesia edificada por Cristo mismo afirmando que “Dios no comparte su gloria con nadie”, por el hecho de que nosotros le damos gloria a los Santos y María. El texto mencionado es el siguiente:
Isa 42:8 Yo Jehová: este es mi nombre; y a otro no daré mi gloria, ni mi alabanza a esculturas.
¿Será entonces que ellos tienen la razón? No.
¿Porqué? Por 3 sencillas razones:
1. Lo que ellos mencionan se refiere al pacto antiguo entre Dios y el pueblo de Israel el cual era considerado como rebelde de parte de Dios (Isaías 42,24 dentro del mismo capítulo que citan los protestantes), nosotros no somos Israelitas sino que somos injertos en Israel, por lo cual pertenecemos a un nuevo pacto que es totalmente distinto. (2 corintios 3,6)
2. Al Pueblo de Israel no se le consideraba como hijos de Dios, sino sólo sus sirvientes por eso estaban bajo el yugo de la Ley por tanto eran extraños. Juan 15,15 “No os llamo ya siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su amo; a vosotros os he llamado amigos, porque todo lo que he oído a mi Padre os lo he dado a conocer”.
3. En el nuevo pacto Dios si comparte su Gloria con sus hijos, o sea nosotros, veamos algunos ejemplos de ello:
Juan 17:22 Yo les he dado la gloria que tú me diste, para que sean uno como nosotros somos uno
Romanos:
2,7 a los que, por la perseverancia en el bien busquen gloria, honor e inmortalidad: vida eterna;
2,10 en cambio, gloria, honor y paz a todo el que obre el bien; al judío primeramente y también al griego;
2,29 El verdadero judío lo es en el interior, y la verdadera circuncisión, la del corazón, según el espíritu y no según la letra. Ese es quien recibe de Dios la gloria y no de los hombres.
8,18 Porque estimo que los sufrimientos del tiempo presente no son comparables con la gloria que se ha de manifestar en nosotros.
9,4 - los israelitas -, de los cuales es la adopción filial, la gloria, las alianzas, la legislación, el culto, las promesas,
1 de Corintios:
2,7 sino que hablamos de una sabiduría de Dios, misteriosa, escondida, destinada por Dios desde antes de los siglos para gloria nuestra,
9,15 Mas yo, de ninguno de esos derechos he hecho uso. Y no escribo esto para que se haga así conmigo. ¡Antes morir que...! Mi timbre de gloria ¡nadie lo eliminará!
15,31 Cada día estoy a la muerte ¡sí hermanos! gloria mía en Cristo Jesús Señor nuestro, que cada día estoy en peligro de muerte.
15,43 se siembra vileza, resucita gloria; se siembra debilidad, resucita fortaleza;
2 de Corintios:
3,18 Mas todos nosotros, que con el rostro descubierto reflejamos como en un espejo la gloria del Señor, nos vamos transformando en esa misma imagen cada vez más gloriosos: así es como actúa el Señor, que es Espíritu.
4,6 Pues el mismo Dios que dijo: De las tinieblas brille la luz, ha hecho brillar la luz en nuestros corazones, para irradiar el conocimiento de la gloria de Dios que está en la faz de Cristo.
4,17 En efecto, la leve tribulación de un momento nos produce, sobre toda medida, un pesado caudal de gloria eterna,
7,14 Y si en algo me he gloriado de vosotros ante él, no he quedado avergonzado. Antes bien, así como os hemos dicho siempre la verdad, así también el motivo de nuestra gloria ante Tito ha resultado verdadero.
9,3 No obstante, os envío a los hermanos para que nuestro motivo de gloria respecto de vosotros no se desvanezca en este particular y estéis preparados como os decía.
11,10 ¡Por la verdad de Cristo que está en mí!, que esta gloria no me será arrebatada en las regiones de Acaya.
Efesios:
1,18 iluminando los ojos de vuestro corazón para que conozcáis cuál es la esperanza a que habéis sido llamados por él; cuál la riqueza de la gloria otorgada por él en herencia a los santos,
3,13 Por lo cual os ruego no os desaniméis a causa de las tribulaciones que por vosotros padezco, pues ellas son vuestra gloria.
3,16 para que os conceda, según la riqueza de su gloria, que seáis fortalecidos por la acción de su Espíritu en el hombre interior,
1 de Tesalonicenses:
2,12 os exhortábamos y alentábamos, conjurándoos a que vivieseis de una manera digna de Dios, que os ha llamado a su Reino y gloria.
2,20 Sí, vosotros sois nuestra gloria y nuestro gozo.
2 de Tesalonicenses
1,9 Estos sufrirán la pena de una ruina eterna, alejados de la presencia del Señor y de la gloria de su poder,
2,14 Para esto os ha llamado por medio de nuestro Evangelio, para que consigáis la gloria de nuestro Señor Jesucristo.
Hebreos:
2,7 Le hiciste por un poco inferior a los ángeles; de gloria y honor le coronaste.
2,10 Convenía, en verdad, que Aquel por quien es todo y para quien es todo, llevara muchos hijos a la gloria, perfeccionando mediante el sufrimiento al que iba a guiarlos a la salvación.
1 de Pedro:
1,7 a fin de que la calidad probada de vuestra fe, más preciosa que el oro perecedero que es probado por el fuego, se convierta en motivo de alabanza, de gloria y de honor, en la Revelación de Jesucristo.
2,20 ¿Pues qué gloria hay en soportar los golpes cuando habéis faltado? Pero si obrando el bien soportáis el sufrimiento, esto es cosa bella ante Dios.
5,1 A los ancianos que están entre vosotros les exhorto yo, anciano como ellos, testigo de los sufrimientos de Cristo y partícipe de la gloria que está para manifestarse.
5,4 Y cuando aparezca el Mayoral, recibiréis la corona de gloria que no se marchita.
5,10 El Dios de toda gracia, el que os ha llamado a su eterna gloria en Cristo, después de breves sufrimientos, os restablecerá, afianzará, robustecerá y os consolidará.
Después de este breve repaso podemos concluir que cuando un protestante le dice a un Católico que Dios no comparte su gloria con nadie (María y los santos), lo hace porque desconoce o rechaza el nuevo pacto que ha establecido Dios con nosotros y prefieren vivir en el Antiguo Pacto y desechar el Nuevo.
Bendiciones.

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