Homilía de Juan Pablo II durante la Santa Misa en la Solemnidad de la Asunción de la Bienaventurada Virgen María. 15 de agosto de 2004

Un mensaje a todos los miembros de Rosario Por La Vida

Santuario de Lourdes.

Homilía de Juan Pablo II durante la Santa Misa en la Solemnidad de la Asunción de la Bienaventurada Virgen María.

15 de agosto de 2004

Queridos Hermanos y Hermanas.

Desde esta gruta de Massabielle, la Virgen nos habla también a nosotros, cristianos del tercer milenio. ¡Escuchémosla!

Escuchad ante todo vosotros, queridos jóvenes, que buscáis una respuesta capaz de dar sentido a vuestra vida. Aquí la podréis encontrar. Es una respuesta exigente, pero es la única que satisface plenamente. En ella está el secreto de la alegría verdadera y de la paz.

Desde esta gruta parte un especial llamado también a vosotras, mujeres. Apareciéndose en la gruta, María confió su mensaje a una joven, como para subrayar la particular misión que le corresponde a la mujer en este tiempo nuestro, tentado por el materialismo y la secularización: ser en la sociedad de hoy testigos de aquellos valores esenciales que se ven sólo con los ojos del corazón. ¡A vosotras, mujeres, os corresponde la tarea de ser centinelas de lo Invisible!

A todos vosotros, hermanos y hermanas, lanzo un apremiante llamado para que hagáis todo lo posible para que la vida, toda la vida, sea respetada desde su concepción hasta su fin natural. La vida es un don sagrado, del cual nadie puede adueñarse.

En fin, la Virgen de Lourdes tiene un mensaje para todos. Es este: ¡sed mujeres y hombres libres! Pero recordad: la libertad humana es una libertad herida por el pecado. Ella misma necesita ser liberada. Cristo es su liberador, Él que "nos ha liberado para que seamos verdaderamente libres" (Gal 5,1). ¡Defended vuestra libertad!

Queridos hermanos, nosotros sabemos que para ello podemos contar con Aquella que, al no haber cedido nunca al pecado, es la única criatura perfectamente libre. A Ella os encomiendo. ¡Caminad con María por el camino de la plena realización de vuestra humanidad!

POEMA:

¡Lourdes!

Rincón de cielo en este suelo,

Todo el cuerpo llora en ansias de consuelo

Célica fuente de salud y calma

Y se sonríe el alma.

Como blanca paloma que reposa

Al borde de su nido de amores,

La Virgen de la Gruta, milagrosa

se muestra entre flores.

Floración de los besos de Maria,

Madre Virgen del Dios omnipotente;

A su ruego clemente.

Por eso cuelgan de la Gruta santa.

Las promesas del triste y del dolor;

Y, en sublime concierto, todo canta

Las gracias del Señor.

Ginés Perald

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