Hoy es el día de la Divina Pastora: Una virgen milagrosa que camina en los hombros de su pueblo

 

Publicado el 13 de ene de 2012 1:33 pm |

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Foto: NEWS FLASH JC/ Imagen referencial de Archivo

El tan esperado 14 de enero llegó. Este sábado la Divina Pastora realizará una procesión en los hombros de sus fieles devotos, la visita 156 a Barquisimeto. Cantos, rezos y alabanzas invaden al estado Lara, específicamente a la población de Santa Rosa.

Barquisimeto, 13 Ene. AVN (por Félix Gutiérrez ).- La procesión de la Divina Pastora es la manifestación religiosa del pueblo venezolano más multitudinaria del país, así como una de las más grandes de América Latina, junto con la virgen de la Guadalupe, en México.

Se trata de un acto de fe, devoción y veneración por una de las advocaciones de la Virgen María, que convoca al menos a dos millones y medio de personas en las calles y avenidas de Barquisimeto, en el estado Lara, según el último cálculo, el de la procesión del año pasado, efectuado por las autoridades civiles y eclesiásticas de la ciudad.

Un peregrinaje de más de siete kilómetros con una tradición de 156 años, que se realiza desde el pueblo de Santa Rosa, el santuario de la Divina Pastora, hasta la Catedral de Barquisimeto, en un camino que cumple la virgen milagrosa todos los años sobre los hombros de su pueblo solidario.

Virgen Divina Pastora: Santísima Madre de los larenses

Se estima que este año hasta tres millones de personas podrían concurrir a esta procesión, caracterizada por los cantos, las alabanzas y las plegarias de los feligreses. Muchos cumplirán sus promesas vestidos de pastores y pastoras, también de nazarenos.

Algunos cumplirán sus promesas caminando descalzos un buen tramo de la procesión, otros lo harán de rodillas. Mireya Carucí, educadora jubilada de 60 años, es una de los miles de feligreses que todos los 14 de enero, día de la procesión, cumple el peregrinaje.

“Ver a la virgen antes de salir y luego acompañarla en la procesión es un acto maravilloso”, expresó Carucí, en la iglesia del pueblo Santa Rosa, el santuario de la Divina Pastora, situado entre las poblaciones de Barquisimeto y Cabudare, ciudades hermanas ubicadas a 367 kilómetros de Caracas.

Recordó: “Mi madre me traía desde muy pequeña a esta iglesia y a la procesión. Para nosotros los larenses la Divina Pastora es lo más grande, después de Dios. Es nuestra Santísima Madre”.

Este año, Carucí, quien vive en la calle 38 con carrera 22 de Barquisimeto, llegó al altar de la virgen en la iglesia de Santa Rosa, tomó seis pequeña velas, las sostuvo en la palma de una de sus manos y se arrodilló.

Levantó ambos brazos en señal de solicitud de un favor a la Divina Pastora y rezó durante unos minutos. Luego de persignarse se levantó, encendió las velas y las colocó en los candelabros.

Explicó que tomó las seis velas en una de sus palmas y se arrodilló para pedir por su familia. “Cada vela fue encendida a favor de cada uno de los integrantes de mi familia: Mi esposo, mis hijos, mis hermanos…”

También “he pedido por la bendición de nuestro país, de nuestra Patria. He pedido que apartemos el odio que algunos albergan, que no pensemos tanto en cosas malas y que fomentemos más la felicidad”, dijo.

Procesión de la Divina Pastora: 309 años de historia

El párroco de la iglesia de Santa Rosa, Pablo Fidel González, recordó que este culto por la Divina Pastora se inició en Sevilla, España, hace más de 300 años.

Contó que una madrugada de 1703 Fray Isidoro, un sacerdote capuchino de esta localidad española, tuvo un sueño, en el que aparecía una virgen sentada sobre una piedra, vestida con un largo traje, un sombrero y un bastón.

Fray Isidoro, quien era uno de los más fervientes seguidores de la congregación mariana: la hermandad caracterizada por la adoración por la Virgen María, contó que la virgen cargaba un niño en su regazo y estaba rodeada de ovejas.

Dicen que el sacerdote se levantó aquella mañana y se dirigió a casa de un amigo, el pintor Miguel Alonso de Tovar, a quien le contó el sueño y le pidió que le pintara en un lienzo la imagen de esta virgen, tal y como se le había aparecido en el sueño providencial y divino.

En la fiesta de la Natividad de la Virgen María de aquel año, el sacerdote sacó el lienzo como estandarte en la procesión que se realizaba desde la Parroquia Santa Gil hasta la alameda de Sevilla, “causando una grata impresión entre los feligreses”, dijo González.

Desde aquel día nació la devoción por la Divina Pastora de las Almas, como se le conoció originalmente a esta imagen que evoca a la Virgen María, la madre de Jesús. Esta devoción se extendió por el mundo cristiano occidental, consiguiendo en Barquisimeto, estado Lara, una de sus más fervientes expresiones de fe religiosa.

Santa Rosa: El milagroso pueblo de la Divina Pastora

A principios del siglo XVIII llegó a la iglesia del pueblo Santa Rosa de Los Cerritos, cerca de Barquisimeto, un sacerdote de nombre Sebastián Bernal, con la misión de seguir el proceso de evangelización.

El actual párroco de la iglesia de Santa Rosa, Pablo Fidel González, resaltó que en 1736 el sacerdote Bernal encargó a un reconocido escultor español una réplica de la Virgen Inmaculada Concepción para la iglesia de Santa Rosa.

El vicario de la iglesia Concepción de Barquisimeto, a su vez, había encargado al mismo escultor hacer una imagen de la Divina Pastora para este templo, catedral de la ciudad en aquella época.

El escultor se equivocó y envió la imagen de la Inmaculada Concepción a la iglesia de Barquisimeto y la imagen de la Divina Pastora a la iglesia del pueblo Santa Rosa de Los Cerritos, ubicado en las afueras de la ciudad. Cuando el sacerdote Bernal se percató del error, ordenó que la imagen de la Divina Pastora fuese llevada a Barquisimeto.

No obstante, cuando los indígenas encargados de llevar la virgen intentaron levantar el cajón en el que se encontraba la imagen de la Divina Pastora, la estructura de madera pesaba en extremo, al punto que indígenas y españoles no pudieron alzarla del piso.

El sorprendido padre Bernal comunicó la noticia al vicario de Barquisimeto. Éste ordenó que la imagen de la Divina Pastora permaneciera en Santa Rosa, “interpretando este acto como la voluntad de la virgen de permanecer en este pueblo”, relató González.

Agregó que el terremoto de Barquisimeto, del 26 de marzo de 1812, es uno de los acontecimientos que contribuyó al crecimiento del culto de la Divina Pastora. Este fenómeno natural destruyó parcialmente al pueblo de Santa Rosa, incluida la iglesia.

Sólo el nicho en el que permanecía la imagen de la virgen quedó milagrosamente intacto, lo que contribuyó a reforzar la creencia de que la virgen deseaba quedarse en Santa Rosa para cuidar y para proteger a sus pobladores.

Epidemia de cólera: El gran milagro de la Divina Pastora

El otro suceso histórico trascendental que catapultó el culto de la Divina Pastora ocurrió en 1856, cuando una epidemia de cólera azotó Barquisimeto, como sucedía en otras zonas de Venezuela y de otros países de América Latina en aquella época.

El cronista de Barquisimeto, Ramón Querales, señaló que la epidemia del cólera “acabó con miles de vidas sin que poder humano alguno pudiera impedir el desastre, por la pobre preparación médico-sanitaria de Venezuela de aquella época y la incapacidad de enfrentar emergencias de esa magnitud”.

Los habitantes y las autoridades de aquel tiempo, desesperados, trajeron en procesión a la Divina Pastora de Santa Rosa a Barquisimeto, como una súplica al Dios Supremo para que terminara la epidemia.

El historiador y sacerdote Nectario María relató que el párroco de la iglesia Claret de Barquisimeto, el presbítero Macario Yépez, imploró a la Divina Pastora que acabara con este sufrimiento del pueblo.

El sacerdote pidió convertirse en la última persona en morir de cólera en la ciudad. La promesa se cumplió. El padre Macario Yépez murió de cólera días más tarde y desde entonces la epidemia desapareció de la ciudad. La desaparición del cólera se le adjudicó a un milagro de la Divina Pastora.

Desde entonces, cada 14 de enero la virgen Divina Pastora sale en procesión sobre los hombros del pueblo desde la iglesia de Santa Rosa hasta la catedral de Barquisimeto.

Con cada nueva procesión aumenta la devoción por esta inmaculada imagen religiosa de sombrero, bastón, ovejas alrededor de su trono y que carga en su regazo a un pequeño que representa al Niño Jesús.

La veneración también aumenta en la misma proporción que la virgen cumple promesas de salud, paz, bienestar y otros favores, que estimulan al pueblo venezolano, cada vez más, a acompañarla cada 14 de enero en este multitudinario peregrinaje de más de siete kilómetros de fe, devoción y veneración por su virgen.

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